
Para mí no quedan dudas. La gran crisis planetaria que va a enfrentar la humanidad y el resto de las especies sobre este planeta sigue centrada en el problema socio-ecológico.
Volvamos al punto central. Las IAs no son como los robots, meros brazos efectivos, sino cerebros implacables que ya se están usando en las grandes compañías y corporaciones del centro del mundo.
Casi nunca están en los robots, como Terminator, sino en espacios virtuales, lo que las hace aún más temerarias. Pronto podrán entender a los seres humanos mejor que cualquier psicoanalista y, obviamente, no necesitarán veinte años de terapia.
Actualmente, ya están siendo usadas para leer los currículos de los solicitantes de trabajo y son capaces de seleccionar a los mejores candidatos en base a predicciones.
María renunciará en dos años; José pedirá aumento de sueldo antes del tercer año. Etcétera. Claro, pronto ni María ni José serán necesarios ni para cuidar niños ni ancianos porque las IA podrán hacerlo mucho mejor y cometiendo menos errores.
Esto, que en principio puede ser celebrado por los optimistas por su incuestionable aumento de la repetida, hasta el hastío, efectividad, tiene su lado tenebroso.
Los robots inteligentes no necesitan ser malos para organizar el Mal. Basta con que sirvan a los poderosos, como cualquier otra innovación previa, ya sean gobiernos despóticos o mega compañías (despótica y manipuladora, como cualquier gran compañía, según lo demuestra la historia).
Podríamos poner cien ejemplos, pero por razones de espacio consideremos un simple aspecto.
Desde hace miles de años, todos llevamos nuestra privacidad de paseo por todos los lugares públicos por donde vamos.
Con las IA, esta privacidad se disolverá automáticamente. El reconocimiento facial no sólo puede detectar mentirosos, o la orientación sexual (esto no es especulación, ya está ocurriendo de forma inadvertida por el público), sino muy pronto cualquier IA podrá determinar en unos pocos segundos qué ideas políticas, sociales, religiosas y sociológicas tenemos, ya sea leyendo un simple CV, un texto, artículo, carta o escaneando nuestro rostro. No será algo muy difícil de concretar, considerando lo que ya se está haciendo.
Como consecuencia, los disidentes de ese orden infinitamente opresivo no tomarán armas tradicionales sino las mismas basadas en IA o similares. Serán los hackers del futuro y, como en el pasado, serán los guerrilleros idealistas y los criminales comunes, todos metidos en una misma bolsa por quienes ostentarán el poder de los dioses (o los demonios).
¿Terminará esta lucha en una negociación pacífica?
Bueno, eso nunca ha ocurrido en la historia, salvo excepciones, como el derecho a las ocho horas de trabajo, etc.
¿En una restauración violenta de la libertad y de los derechos individuales de todos, más o menos como en la Revolución Francesa o en otros magnicidios?
¿Estarán los individuos suficientemente intoxicados por la educación funcional, dócil, acrítica, y la manipulación ideológica y psicológica como para que no haya ninguna lucha por la libertad o la conciencia de la opresión?
Como en tantos otros períodos de la historia ¿serán los esclavos los más fervientes defensores del sistema esclavista?
¿Podemos los "viejos anticuados" decirle algo útil desde la perspectiva del año 2018 a los "liberados" o "superados" del 2040 y del 2070, algo que sirva de advertencia a aquellos que por entonces se encuentren inmersos en la tormenta de su propio presente?
O peor, ¿terminará nuestra orgullosa y arrogante especie humana en un colapso final?
Nadie puede tener una respuesta concluyente a ninguna de estas preguntas. Pero plantearlas y advertir los grandes problemas actuales y de las generaciones futuras es, simplemente, nuestra obligación moral.
Artículo publicado por EL NUEVO HERALD - Miami, Florida, EEUU.
Jorge Majfud Albernaz (Tacuarembó, 1969), es un escritor, arquitecto y profesor uruguayo radicado en Estados Unidos.
Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en la Facultad de Arquitectura de la UdelaR, donde se graduó en 1996.
Es Máster en Literatura y Doctorado en Filosofía y Letras por la Universidad de Georgia en 2008. Es conocido por sus novelas y ensayos que aparecieron en medios de prensa.
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