En el 101º Congreso de la Federación Rural del Uruguay, realizado en la ciudad de los días 25 y 26 de mayo, las instituciones agremiadas emitieron una declaración con referencias a la pérdida de competitividad, a costos altos y endeudamiento, pero también hablando de inseguridad, educación y "cultura agro".
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Foto Diario El País. |
En este congreso hubo cambio de autoridades, donde Miguel Sanguinetti Gallinal asumió la Presidencia en sustitución de Jorge Riani; la primera Vice-Presidencia recayó en Ricardo Berois, y como novedad y hecho histórico, una mujer ocupa la segunda Vice-Presidencia, la Sra. María del Pilar Camy, quien ya había entrado en la historia del Ruralismo por ser la primera Presidenta de la Asociación Rural de San José.
La declaración final del Congreso manifiesta:
En la ciudad de Dolores, en nuestro Centésimo Primer Congreso reafirmamos la responsabilidad histórica, que nos compromete y nos convoca a los productores en pos del progreso integral del campo y del país.
Consideramos:
- Que los mismos principios rectores del gremialismo rural, expuestos desde nuestros comienzos siguen vigentes, siendo la guía permanente de nuestras acciones.
Ratificamos -una vez más- la fortaleza de nuestra Institución, convalidando esta herramienta como instrumento indispensable para la lucha gremial, interlocutor siempre efectivo para sembrar la esperanza de un Uruguay mejor.
Ha quedado demostrado que el país necesita Instituciones fuertes y actualizadas que sean protagonistas de la vida nacional.
Después de una larga jornada de trabajo, valoramos los aportes de todas las federadas con ponencias ampliamente fundamentadas, que han sido la sustancia de nuestras conclusiones:
La Federación Rural declara:
- Que alarma el constante deterioro de valores fundamentales, que hacen que tengamos una sociedad cada vez menos segura, con hechos cada vez más aberrantes que lamentablemente ya no despiertan asombro por su magnitud y frecuencia.
- Que es imperioso controlar el déficit fiscal. Las medidas tomadas a la fecha han sido notoriamente insuficientes, y para hacerle frente se insiste en recurrir a los bolsillos de los uruguayos, al endeudamiento del país y como consecuencia, estamos hipotecando el presente y futuro de los Orientales.
- Que el campo uruguayo está inmerso en una profunda crisis económica, producto de la baja competitividad y el alto endeudamiento, agravada por una situación climática adversa, que compromete los ingresos futuros del país.
Las estimaciones indican que, sólo en el sector lechero por los altos costos y bajo precio del producto, provocó una caída de la rentabilidad del 41% respecto del año 2009 (Fuente: Asociación Rural de San José).
En el sector agrícola las disminuciones de ingresos por menores rendimientos en oleaginosas y cereales, estarían en el entorno de los 1.000 millones de dólares (Fuente: Unidad Estudios Agroeconómicos de la Asociación Rural).
En la ganadería el impacto, si lo proyectamos a las dos próximas zafras, está estimado que por menor nacimiento de terneros y su comercialización -como novillos de 2 años- se perderán cerca de 600 millones de dólares (Fuente: INIA).
Comprometemos al sistema político a considerar estas apreciaciones, sobre los cuales los gobernantes pueden influir, tales como cargas fiscales rígidas, altos costos de la energía y combustibles, tipo de cambio, inserción internacional,endeudamiento y riesgo laboral.
- Que exigimos a la autoridades gubernamentales una política sanitaria efectiva, que considere en forma permanente los aportes de los actores privados, que conviven diariamente con este problema, y se asegure que todas las Comisiones Departamentales de Sanidad Animal (CODESA) y la Comisión Nacional Honoraria de Salud Animal (CONAHSA) tengan un adecuado funcionamiento.
- Que debemos seguir involucrados en el cuidado del ambiente siendo un celoso guardián de la salud, transmitiendo, informando y formando conciencia agropecuaria sobre el uso y aplicación de las actuales y futuras tecnologías.
El Uruguay necesita de todos.
Queremos un país más educado, más seguro, donde no exista la división campo-ciudad porque los problemas nos afectan a todos y las soluciones las tenemos que construir entre todos.
El presente y el futuro nos convocan a seguir creyendo en un Uruguay posible.
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