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viernes, 18 de mayo de 2018

Editorial: Después de la seca

La cosa es muy clarita: comenzó a llover y se terminó la sequía y por ende cambió el ánimo de los ganaderos y de los agricultores, según el momento que hayan recibido la lluvia para sus cultivos.

La producción a cielo abierto tiene este vaivén de fenómenos climáticos que tenemos que asumir utilizando las tecnologías más adecuadas a nuestras empresas y a nuestros bolsillos.

Ahora el panorama es otro con respecto al tiempo, campos que pasaron de marones a verdes, algunos cultivos de soja que se salvaron, el arroz sacando la pata en la cosecha casi con lo justo, y los demás, apicultores, quinteros, horticultores, viticultores, etcétera, recibiendo el agua con beneplácito acomodándose a la situación de su actividad.

Ya hemos manifestado que no fue una sequía "democrática" y que las lluvias no fueron igualitarias, pero ahora hoy que apretar la cincha, ajustarse los pantalones, prender los tractores, las computadoras y sacar cuentas mirando, trabajando y mirando el futuro inmediato, así como realizando un pormenorizado análisis de la secuela de la sequía en nuestras empresas y en nuestros bolsillos.

Cada uno sabrá qué hacer; algunos podrán salir fácilmente, otros patinarán en el barro para poder seguir el camino del trabajo. Nada es imposible, el coraje se demuestra poniéndole el pecho a las balas (tan cotidianas y peligrosas en estos días).

El trabajo, la vida, el luchar por la sociedad, son valores a tener en cuenta, por los de arriba y por los de abajo. No podemos ser tan obtusos de abrazarnos a ideologías políticas sin mirar qué está pasando a nuestro lado o con el prójimo. 

La capacidad de gobernar, la capacidad de trabajar, la capacidad de discernimiento, y la capacidad de reconocer errores y virtudes de unos y de otros, deben florecer con gran fuerza luego de esta bendita lluvia que terminó con la sequía, porque todos sabemos que la peor sequía es la de aquellas mentes donde no nacen ideas para el bien de los demás a pesar de las lluvias abundantes.

Como reflexión, decimos que no hay que confundir seca del pasto con seca de ideas.

Miguel Ángel Aldabe / 18.Mayo.2018.

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